Mientras muchos esperábamos que la Final de la Champions League fuera el clásico español entre el Real Madrid y Barcelona, dos equipos alzaron la mano para frenar ese ímpetu de la gente y reclamar su lugar entre los grandes de Europa.
Ayer el Real Madrid apostó a su gran temporada, figuras e historia para esperar en la Final al Barcelona pero fue otro histórico el que reclamó su lugar. Bayern Munich le recordó a los merengues que Alemania es territorio sagrado y que en un equipo no sólo juega el dinero sino también las ganas. Los bávaros recurrieron a un juego entre ratos marrullero y entre ratos abrumador que al final les dió su primer objetivo, viajar a Madrid con la ventaja.
Hoy el Barcelona partía como favorito, como lo hace siempre que juega últimamente, pero el Chelsea dijo la última palabra. Roberto Di Matteo planteó un equipo sumamente defensivo, al mero estilo italiano, que asfixió al Barcelona y le jugó de la única manera que en la que al parecer se le puede jugar a los catalanes, y salió librado.
Todos, me incluyo entre ellos, esperamos una Final entre españoles pero afortunadamente no somos nosotros los que decidimos, Bayern Munich y Chelsea tienen la última palabra aunque siendo sinceros, su visita a España parece destinada con sólo un gol de ventaja.
En espectáculo quizá sea mejor un Madrid-Barcelona en la Final pero si teutones e ingleses logran avanzar, será por méritos propios y tendrán un valor especial en la gran Final, ese “plus” de dejar afuera a los dos monstruos del futbol actual.
Eso sí, esperemos que si ambos equipos llegan a Munich no se den por bien servidos al haber eliminado a estos gigantes españoles y sientan que esa fue su Final porque la gente no volverá a apoyar al David ante Goliat.
Andrea Gatto
Twitter: @Andrea_Gatto
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